Prepara un fin de semana y escápate a la todavía desconocida región de Teruel, Matarraña. Un viaje por la Toscana española. El paisaje, enmarcado entre montañas y llanuras y plagado de olivos, almendros, viñas y melocotoneros hacen que la tranquilidad y el sosiego se apoderen de uno.
Muy cerca del Mediterráneo, en la frontera entre Cataluña, Aragón y Valencia se encuentra Matarraña, una comarca pequeña donde en sus cincuenta kilómetros de norte a sur albergan un espacio cultural y natural únicos que le ha llevado a ganarse el sobrenombre de la Toscana española, Matarraña. La gran cantidad de naturaleza sorprende al llegar a la comarca, poco después de pasar Alcañiz, el último gran núcleo urbano de dieciocho localidades muy peculiares plagadas de arquitectura barroca.
Te proponemos cinco lugares para disfrutar de un fin de semana completo.
1. Beceite
Uno de los grandes atractivos de esta comarca, es el río que le da nombre, el Matarraña. Para poder disfrutar de las aguas cristalinas de este río, sin lugar a dudas, el mejor sitio es el pueblo de Beceite. Una pequeña localidad llena de encanto rodeada de olivos. Es de visita obligada la ruta de -El Parrissal, situado a 8 Km de Beceite, que puedes explorar a través de una ruta de senderismo de 11 Km que sigue el cauce del río Matarraña y se adentra en el macizo de Els Ports, con paredes de unos 60 metros de altura. A lo largo del sendero encontrarás numerosas piscinas naturales, pozas formadas por la erosión del cauce del río Matarraña sobre la roca caliza. Para los más expertos, la excursión que no deben perderse es la de las Rocas del Masmut. Una mole caliza -característica de esta región- que va tomando altura poco a poco. Poco más de dos horas de subida que contrastan con el camino de vuelta, lleno de antiguas masías, una rica vegetación y rincones inolvidables.
2. Calaceite
Calaicete ejerce de capital cultural de la comarca de Matarraña, fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1974 y está catalogado como uno de “los pueblos más bonitos de España”, por lo que es una visita obligada en cualquier ruta turística por el Matarraña. Su caserío tiene una gran armonía, en el que se funden el característico tono dorado de la piedra de sillería y el color pardo de sus tejados. Un paseo por Calaceite debe incluir la Calle Mayor, la Plaza de España y Calle Maella. No olvides recorrer la cárcel, visitar la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Ayuntamiento del siglo XVII, y el Museo del arqueólogo Juan Cabré. Aquí también podrás descubrir otra de las características más singulares del Matarraña: la abundancia de poblados ibéricos. A 2 Km de Calaceite se encuentra el poblado íbero de San Antonio, donde poder observar el trazado de las calles y los restos arqueológicos de las edificaciones donde vivieron sus pobladores (en el siglo III a.C.), así como admirar una de las mejores vistas del entorno natural de los Puertos de Beceite. Saliendo de Calaceite en dirección Cretas hallarás la “Ruta de los túmulos funerarios del Matarraña”, unos enterramientos que datan de la Edad de Hierro. Siguiendo la sencilla ruta de senderismo del antiguo Camino de Herradura encontrarás los túmulos de Pedrafita, compuestos por una cista de trazado circular construida a base de grandes losas de piedra, cuya abertura está orientada a la puesta de sol.
3. Ráfales y el Molí de l’Hereu
La mayoría de las viviendas de Ráfales conservan su estructura de piedra, e incluso en algunas de ellas se ha mantenido el color añil (algo muy característico en la comarca del Matarranya). Este pueblo guarda los restos de un antiguo castillo de la Orden de Calatrava, sobre cuya muralla se levantó en el siglo XIV el Portal de San Roque, puerta de entrada a la villa y a su Plaza Mayor, donde se emplaza el Ayuntamiento (que también fue cárcel). No te pierdas la Iglesia gótica dedicada a la Asunción de Nuestra Señora (siglo XV), y el antiguo molino aceitero rehabilitado, denominado el Molí de l´Hereu por pertenecer a una familia de terratenientes que controlaba buena parte de la economía local. Actualmente es un complejo turístico formado por: un alojamiento rural, un jardín botánico, y un museo del aceite (ya que en su interior conserva la maquinaria original del proceso tradicional de elaboración de aceite).
4. Valderrobres y su castillo medieval
Valderrobres, uno de los pueblos más bonitos de España y la capital de la comarca del Matarraña, desciende por la ladera de una colina hasta el cauce del río. Sobre él, un puente medieval de arcos apuntados ofrece una estampa idílica del pueblo y de sus “casas colgadas”, conduciéndonos al Portal de San Roque, puerta de entrada al Conjunto Histórico Artístico. Las calles de Valderrobres están repletas de sabor, empezando por la Calle Mayor, donde se concentran los edificios de mayor interés histórico, como la Casa Consistorial (uno de los testimonios más importantes del manierismo aragonés), la casa palaciega que fue la Fonda Blanc, o la casa de los Pereret. Más arriba, en la cima de la colina, encontramos el conjunto del castillo y la majestuosa iglesia de Santa María la Mayor (de estilo gótico levantino). El castillo de Valderrobres fue construido por los arzobispos de Zaragoza entre los siglos XIV y XV, y está considerado uno de los mejores castillos góticos de Aragón. Aunque hay que pagar entrada (5 € adultos, 4 € jubilados y grupos, y 3 € niños), recomendamos hacerlo puesto que el interior del Castillo es merecedor de visita, y además incluye la entrada a la Iglesia.
5. La Fresneda y Torre del Compte
Después de visitar Valderrobles te proponemos La Fresneda, un pueblo menos conocido que otros del Matarraña pero es uno de los más pintorescos del Matarraña, ¡te sorprenderá!. Su casco antiguo está declarado Conjunto Histórico Artístico. Este pueblo perteneció a la Orden de Calatrava y posee numerosas casas palaciegas de los siglos XVII y XVIII (como La Casa de la Encomienda o el Consistorio renacentista con su cárcel, la Torre del Compte), los restos de un antiguo castillo musulmán, y construcciones de carácter religioso como el Convento y la Capilla del Pilar, o la Iglesia gótica de Santa María la Mayor. La Fresneda y las ruinas de su castillo desde la Ermita de Santa Bárbara. Para conocer La Fresneda te propongo un recorrido ascendente, desde la Plaza Mayor hasta la Ermita de Santa Bárbara, levantada en la cima de una colina paralela al antiguo castillo. Para llegar a ella deberás subir un montón de escaleras, pero las vistas del pueblo y del Valle del Silencio, surcado por el río Matarraña, bien merecen la pena subir este Calvari (especialmente al atardecer).
Por todo esto, la región de Matarraña se convierte en la escapada perfecta para todo aquel que busque viajar en el tiempo con un espectacular paisaje como marco.
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