Beatriz Unzueta cestera y tercera generación de la saga familiar, ha apostado por la innovación el oficio que aprendió de su padre Juan Unzueta en el… taller familiar. Desde niña, Bea mamó el mundo de la artesanía en casa. Fue su abuelo a principios del pasado siglo quien construyó la primera casa en la calle Larrasoloeta de Durango para montar el taller donde hoy Beatriz sigue trabajando.
En aquellos años los cesteros trabajaban mucho para las minas y dada la gran demanda los hermanos de su abuelo abrieron un nuevo negocio en Ortuella que se cerró con el inicio de la guerra. A raíz de eso, el padre de Beatriz comenzó a trabajar con once años en Durango y hace cuatro décadas puso en marcha Artesanías Unzueta en la villa.
En la actualidad, se ha convertido en una de las cesteras de moda en el panorama internacional. No en vano, la durangarra colabora con la firma Neosens y a partir de sus plataformas de castaño hechas a mano se elaborarán zapatos de lujo y también forma parte de las colecciones del diseñador vasco Martín Azua, de la que destacamos el diseño de “Cesta Motxilak “
Sus creaciones se venderán en tiendas exclusivas de todo el mundo ya que Tokyo, Alemania, Dinamarca y Holanda, entre otros países, se han interesado por el novedoso calzado.
A sus 55 años, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Y es que además de los tacones, la cestera del siglo XXI realiza fundas para guardar los iPads, portátiles, cestas para la bicicleta, bolsos… También la reparación de sillas con el rejillado a mano se ha convertido en otra de las especialidades de la artesana que cuenta con numerosos encargos.