La cachemira, cachemir o casimir es una de las lanas de cabra más escasas y extrañas del mundo y a su vez una de las más… valoradas. Es suave al tacto, sedosa, ligera y buen aislante térmico.
“No creo en dios. Yo creo en el cashmere”, sentenció la escritora americana
Fran Leibowitz, la accesibilidad al cashmere pone en entredicho, el lujo que representaba en sí mismo el tejido que llegó para quedarse a finales del siglo XIX Zara ejemplificando todo lo relacionado con la moda, no podía ser menos en esta ocasión y ha llenado sus tiendas del tejido mimado de los consumidores más sibaritas del sector.
Aplaudido por muchos y mirado con recelo por otros, pues es un bien escaso del que guardan las montañas del Tibet, en sus cabras de cachemira, el cashmere tiene uno de los costes de producción más elevados. Firmas como Max Mara o Chanel repiten su idilio con la delicada lana año tras año, y es que es difícil deshacerse del sofisticado tejido.
Procedente del pelo de un peculiar tipo de cabra que habita en climas de frío extremo, el cashmere es una de las fibras naturales más raras y preciadas del mundo. A parte de por su escasez, el cashmere es una fibra enormemente valorada por su extrema suavidad, su ligereza y por ser un excelente aislante térmico, que aporta calor en invierno y es fresco en primavera.