¡Descubre la historia de uno de los parques más conocidos de Bilbao! El parque de Doña Casilda, también conocido en la ciudad como el parque de los patos, es el único pulmón verde de Bilbao. Se trata de un jardín de estilo inglés y es obra del arquitecto Ricardo Bastida y el ingeniero Juan de Eguiraun.
El parque debe su nombre a Casilda Margarita de Iturrizar y Urquijo, en honor a la que cedió los terrenos sobre los que se asienta. Las obras del parque arrancaron en 1907, pero no fue inaugurado hasta 1920.
Poco podía imaginar Casilda Iturrizar que aquel espacio que donó a la ciudad para que se convirtiese en un parque que pudiesen disfrutar sus vecinos iba a contar con tal arraigo en Bilbao. Ya en el plan del Ensanche de 1876 aparece este proyecto de área verde, aunque no fue hasta 1907 cuando se empezó a trabajar en la realización del mismo. Los encargados de diseñarlo, el arquitecto Ricardo de Bastida y el ingeniero Juan de Eguiraun, eligieron una propuesta ecléctica entre romántica y el estilo de los jardines franceses. Para lograr un conjunto armónico trataron de intercalar elementos que se adaptasen a la orografía del terreno como alamedas rectas, un jardín botánico circular, algunos senderos, fuentes y estanques.

Esta zona de esparcimiento público, la más importante de Bilbao, recibe desde 1945 el nombre de su benefactora, el Parque de Casilda Iturrizar –coloquialmente de Doña Casilda–, aunque desde su creación también ha recibido otros nombres como Parque del Ensanche o Parque de las Tres Naciones (por los tres países aliados en la guerra civil española: Italia, Alemania y Portugal). Incluso durante algún tiempo fue conocido por el sobrenombre de Parque de los Patos, por la presencia de estas aves en el estanque.
Casilda de Iturrizar Urquijo (1818-1900) fue una de las grandes benefactoras de Bilbao. De origen humilde, se mantuvo a la sombra de su marido Tomás José Epalza, un importante banquero y comerciante, hasta que enviudó. A partir de ese momento, se dedicó a administrar sus propiedades, realizar obras filantrópicas y grandes donaciones, como los terrenos cedidos para la construcción de este parque.

El trazado inicial del Parque de Doña Casilda, que ocupaba un espacio de 85.200 metros cuadrados, se ha ido ampliando con los años y adaptando su perímetro a los planes urbanísticos de la ciudad. Actualmente representa el nexo de unión entre Abandoibarra y el Ensanche. Con el parque como enlace, se ha tratado de conectar los dos distritos siguiendo una estética similar que aporte continuidad, gracias a la similitud en el pavimento de los senderos y las calles, el mobiliario y las farolas. Los 30.000 metros cuadrados añadidos en 2006 se han destinado una parte a zonas verdes (unos 18.000) y otra a un bulevar arbolado.

Doña Casilda cuenta con diferentes atracciones, como el estanque donde conviven distintas especies de pavos reales, patos y cisnes. De ese estaque emergen también dos chorros de agua que conforman una fuente. Otro elemento característico del lugar es la pérgola, que rodea una fuente cibernética. En un tiempo, se ofrecían espectáculos de agua, luz y sonido, aunque actualmente sólo se trata de una típica fuente ornamental.
Un recorrido complementario al paseo podría ser la localización de las obras de arte repartidas por el Parque de Doña Casilda. Son esculturas realizadas por reconocidos artistas como Eduardo Chillida (‘Lugar de Encuentros IV’), Richard Serra (‘Five plates counter clockwise pentagon’) y Francisco Durrio (escultura de Juan Crisóstimo de Arriaga). También muy llamativas están las de Nemesio Mogrovejo (‘Il Risveglio’ y ‘Eva’), Quintín de Torre (monumento a Valle) y Julio Beobide (monumento de Ignacio Zuloaga). Guardan igualmente un significado especial las de Nestor Basterretxea (‘A los hombres y mujeres que lucharon por la libertad y la democracia’), Juan Luis Moraza (‘Fanal’) y Miquel Navarro (‘Conexiones’). No dejéis de admirar el monumento de Casilda Iturrizar que realizó Agustín Querol. Y, por último, tampoco pasan desapercibidos las obras de Félix Agüero y Estanislao Segurola (monumento-fuente a Adolfo Guiard), Lourdes Umerez (‘Verdi’), Enrique Barros (Relieves) y José Ramón Anda (‘Para mirar’).
El Parque de Doña Casilda fue durante varias décadas la única zona verde de esparcimiento público de Bilbao. Actualmente, aunque existen otras, continúa siendo el espacio centenario más querido por sus vecinos.
En la década de 1940, el Museo de Bellas Artes fue construido dentro del parque. Y, conforme han pasado los años, se le han añadido otros elementos como una zona deportiva y una zona de juegos infantiles. El parque de los patos ofrece una magnífica oportunidad para disfrutar de sus amplios jardines, a la sombra de los árboles o en los bancos que encontrarás por sus caminos, para relajarse leyendo un libro o tomando algo entre amigos. MUY PRONTO podremos volver a disfrutar de este maravilloso parque, un espacio en la cuidad que siempre nos ha acompañado y seguramente lo miraremos ahora con otros ojos.