Las están confeccionando de forma altruista para repartir a personas expuestas al virus que no tienen acceso a ninguno de estos productos.
A pesar del cierre… de comercios y del zarpazo económico que eso supone para las pequeñas y medianas empresas, son muchas las firmas del sector textil que, lejos de echarse las manos a la cabeza, han sacado fuerzas flaqueza para ayudar, en la medida de sus posibilidades, a los que ahora lo necesitan de manera prioritaria. Siguiendo el ejemplo de gigantes como Louis Vuitton o Inditex y de otras firmas nacionales como Barey Collection o Maya Hansen, modistas, corseteras y diseñadoras vizcaínas se han volcado en lo que mejor saben hacer gracias a una especie de hermandad que se ha forjado a través de las redes sociales. Con una aguja en una mano y un hilo en la otra, o al compás del traqueteo de sus máquinas de coser, han confeccionado mascarillas de forma totalmente desinteresada para repartir entre las personas que está más expuestas al virus.
Los retales con los que antes creaban ilusiones a las mujeres, ahora sirven para crear esperanzas a un personal sanitario carente de recursos ante una situación desbordante. Por falta de material homologado, la mayoría de las mascarillas no son de uso hospitalario, pero sí son perfectas para aquellos trabajadores que se dejan la piel en las residencias de ancianos, para los transportistas, reponedores, cajeros, fuerzas de seguridad, farmacéuticos o para el propio personal sanitario que no esté en contacto directo con los pacientes diagnosticados de coronavirus. Sin duda, es un recurso muy útil que les protegerá en sus maratonianas jornadas de trabajo. Además de ser bonitas, aunque en estos tiempos de pijama y zapatillas poco importe, esconden tras sus pliegues una historia de unión y solidaridad que merece ser contada.
Eider Capdepont
Esta diseñadora de novias e invitadas original de Erandio comenzó a hacer mascarillas para satisfacer las necesidades de sus familiares más cercanos. Lo primero que hizo fue informarse sobre el tipo de materiales que podrían ser lo más efectivos posibles y dio con el TNT, un ‘tejido no tejido’, de ahí sus siglas. Tiene cierta firmeza, no deshilacha y se utiliza, sobre todo, en forros de tapicería, hogar o en las propias bolsas que utilizan algunos comercios.
Wendy Hauser
Esta diseñadora de moda ya tenía mascarillas en casa porque es aficionada a pintar al óleo. Wendy es capaz de hacer hasta 25 unidades por día y las reparte en aquellos lugares en los que no estaba llegando material, como ocurre en las residencias de ancianos. Y así será hasta que siga teniendo tejido para seguir cosiendo mascarillas. «Se me está acabando. He tenido que sacrificar una futura colcha que me gustaba mucho, pero vamos a tener a los viejitos más glamurosos del barrio», bromea.
Alicia Rueda
Alicia Rueda, por su parte, fue de las primeras en sumarse a esta iniciativa. Sin embargo, le ha sido imposible encontrar material homologado para poder confeccionar mascarillas aptas para el personal sanitario. Por eso, se ha dedicado a hacerlas en algodón para su entorno más cercano y para aquellos que trabajan de cara al público y no tienen acceso a ningún tipo de protección.
Laura Pereira
Guts and Love, una firma de Getxo capitaneada por Laura Pereira, ha fabricado unos packs de mascarillas para enviar totalmente gratis a diferentes servicios de urgencias, atención primaria e intensivos de hospitales y centros ambulatorios de pueblos y ciudades del país. Sus diseños, al ser de tela, no llevan ningún tipo de filtro, pero son lavables, reutilizables y llevan impresos el inconfundible sello de la firma, que ha dado una pincelada de tendencia gracias a un bonito estampado paisley.