Si hay un plato por excelencia de la cocina vasca ese es nuestro querido marmitako. Su nombre en euskera literalmente significa “de la marmita”. Y lo que viene… de la marmita es un delicioso guiso hecho principalmente de bonito, patatas, cebollas y tomate.
La marmita es una olla de metal con tapa, y se debe a que antiguamente era uno de los pocos enseres de cocina que se llevaba a bordo en los barcos de pesca de la época.
Antes de llegar a las cocinas vascas, el marmitako también era la comida típica de los pescadores en Asturias y Cantabria, la cual preparaban mientras estaban en los barcos, en busca de bonito. Al contrario de lo que se podría pensar, era tradicionalmente una comida de verano simplemente por el hecho de que era durante los meses más cálidos cuando se pescaba el bonito. Si hacía mucho calor, el marmitako se comía templado.
Antaño se hacía con nabos o con castañas, ya que las patatas no llegaron hasta el siglo XIX, y eran el rancho habitual de los barcos de pesca. El marinero que se ocupaba de cocinar, escogía aquellos peces rotos por las redes o de escaso valor comercial, y los echaba a cocer en una olla con aquellos ingredientes que tuviese, con lo que el sabor resultaba glorioso.
Poco a poco aquello fue cambiando y hoy día en los grandes pesqueros de altura se come pescado congelado, pizza, hamburguesas, etc. En los de bajura, que salen y vuelven en el día, cada uno se lleva su tartera de casa. Pero en la costa, que es donde se hace cocina marinera para turistas, rememorando aquellos marmitakos de a bordo con un purismo que nunca existió, algún intelectual de taberna sentó cátedra un día proclamando como verdad absoluta, que el marmitako sólo se podía preparar con bonito, y a partir de entonces ya es dogma de fe, y los libros más ortodoxos y eruditos, señalan que el marmitako de Leikeitio es así, y el Bermeo es asao. Sea como sea es un delicioso plato que los mismísimos dioses del Olimpo matarían por disfrutarlo.
No hace falta ser Vasco para hacer un buen marmitako. ( si lo eres suma puntos ). Aquí te dejamos un link de la receta. El único secreto, que el bonito se haga con el calor del caldo, pero sin cocer al fuego, para que quede bien jugoso y no quede reseco.
¡Buen apetito!