El café se toma con clase en Bilbao
Hubo un tiempo en el que los comentarios sobre la actualidad, los debates políticos o las tertulias sobre lo divino y lo humano tenían lugar al abrigo de viejos cafés.
Eso era antes de que las redes sociales hurtaran la conversación de las mesas de mármol para llevársela a las pantallas de los teléfonos móviles. Hoy Unamuno, Baroja o Azorín hubieran sostenido acaloradas discusiones desde sus cuentas de Twitter. El café como foro intelectual hace tiempo que pasó a mejor vida, sin embargo aún resisten en los lugares más nobles de algunas ciudades un puñado de vestigios de aquella época en la que la controversia se dirimía mirándose a los ojos.
Bilbao también tuvo su edad de oro de los cafés. La inauguró el mítico Café Suizo, fundado en 1813 y regentado durante décadas por Matossi y Franconi. Tuvo su primera sede en la calle del Correo con entrada desde la Plaza Nueva. Allí se aficionó la bilbainía a tomar expreso, chocolate caliente y bollos de mantequilla, y durante décadas formó parte del paisaje urbano y humano del Casco Viejo. El éxito cosechado en la capital vizcaína convirtió a los ‘Suizos’ en un emporio con sucursales en decenas de ciudades del país.
Le siguieron en aquel Bilbao de la Belle Èpoque establecimientos como el Café Concierto, el Cantante de la Victoria, el de las Columnas, el del Brillante o el de la Marina… Casi cada barrio e incluso cada calle de la villa tuvo su café, como suerte de ágora en el que solían darse cita “los de siempre”. Mención especial por su relumbrón intelectual merece el café Lion D’Or, en plena Gran Vía, en cuyas tertulias se daba cita lo más granado de la inteligentsia botxera de los años 30 y 40. Hacía las veces de presidente don Pedro Eguillor, intelectual suigeneris, tan rico y bien relacionado que no le hacía falta escribir.
Como sucursal del Suizo nació en 1871 el Boulevard, frente a la plaza del Arriaga, en los bajos del Hotel D’Anglaterre. Durante mucho tiempo la frase “Nos vemos en el Boulevard” fue el preludio de noches de música y teatro, que arrancaban con un vino antes de la función y concluían con unas copas comentando el espectáculo. Decorado por el arquitecto Tomás Bilbao en un exquisito estilo art decó, fue perdiendo parte de su mobiliario en sus sucesivos cierres y reaperturas. Dijo adiós definitivamente hace unos años para disgusto de los románticos del Botxo, aunque volvió a abrir sus puertas 2013 bajo el nombre de Gran Café Mercante.
De cuantos sobreviven hoy en día el más antiguo es el café Iruña, en la esquina de los jardines de Albia con la calle Berastegui. Se inauguró el día de San Fermín de 1903 y cruzar su puerta sigue siendo hoy como hacer un viaje en el tiempo. Su arquitecto Joaquín Rucoba, artífice del Salón Árabe del Ayuntamiento, le imprimió carácter con una decoración morisca plagada de arabescos, azulejos y cortinajes de terciopelo. En este rincón de aire andalusí se celebra cada año en la villa la Feria de Abril.
Refugio de cronistas, viajeros o corredores de bolsa, el Café La Granja (ahora cerrado) fue inaugurado en 1926 en plena plaza Circular, frente a la Estación de Abando. La decoración clásica con columnas de hierro colado, baldosa hidráulica y lámparas de estilo Art Noveau -traídas de la remodelación del sevillano teatro Lope de Vega- le daban ese aire de los cafés europeos de estación en los que, mirando a la concurrencia, uno no sabe si acaban de bajarse del tren o llevan sentados en la misma mesa toda una vida. El periodista Juan de Hernani redactaba cada tarde sus crónicas desde un rincón del café donde todavía hoy le recuerda una sencilla placa.
La fidelidad de estos establecimientos a la que fue su época dorada ha conseguido que sobrevivan a unos tiempos de franquicias y hostelería homologada. Allí se puede ir uno a tomar un café con solera o a comer un poco lo de siempre. Hoy en día también hay conexión wifi. Pero al traspasar sus puertas, dejense llevar por el ambiente de otro tiempo, dejen el móvil en el bolsillo y miren a los ojos a quien tengan en frente. Quizá surja una conversación como las de antes.