Hacerse preguntas es cada día más arriesgado, y más teniendo en cuenta lo sencillo que es acomodarse en unos precios que distan mucho de una lógica… equitativa en cuanto a derechos laborales se refiere.
El mero hecho de considerar que una prenda tenga un valor comercial de 3.99 euros, hace que instantáneamente apartemos toda reflexión de la cabeza, pues dedicarle unos minutos hace que hasta el consumidor menos documentado, se dé cuenta de que algo no acaba de encajar en la cadena de montaje… MADE IN CHINA, MADE IN BANGLADESH, son solo dos ejemplos de las numerosas referencias que tienen la gran parte de las prendas de los conocidos gigantes textiles.
“Quizás el mayor problema sea la necesidad del competir contra el mercado asiático, y su producción enfocada a un sistema dirigido al crecimiento imparable”, así lo expresaba Livia Firth, activista de moda.
La moda sostenible, no es tendencia, la subida de precio no es un “must”, y la competencia que ejerce sobre los mercados, adquiere una importancia cercada que va hilada al conocimiento del sector. La periodista Sarah O’Connor ha publicado recientemente un estudio basado en la explotación laboral del sector textil en Reino Unido, más concretamente en Leicester, acercando el problema a Europa, tal y como relata “Quizás lo más extraño de esta explotación laboral es que es un secreto a voces. El gobierno central conoce la situación, el gobierno local lo sabe y los minoristas también”.
¿Qué papel tenemos los consumidores en esta cadena de explotación? Basta agitar un poco la conciencia para encender la chispa adecuada, tal y como afirmaba el activista y periodista pakistaní Ehsan Ullah Khan “se traen auditorías, que muchas veces están hechas desde los deseos de la multinacional: escogen al auditor, les pagan, incluso diseñan las preguntas. Van, hacen el informe, destacan dos o tres defectos que hay que cambiar, y ya está”, creando así una rueda, que consolida un sistema con diversas fugas, que abren innumerables frentes.
Lo que lleva a reaccionar ante el fast fashion y preguntarse ¿queremos formar parte de ello?