El pintor vasco utiliza los mecanismos del collage para hacer bocetos de cuadros más narrativos, con más figuras, más desenfadados.
Comenzó a inspirarse en los pintores regionalistas vascos de primera mitad del siglo pasado, especialmente a los hermanos Zubiaurre. Su serie más pop es Heroes & Villains, donde mezcla elementos típicos vascos y yanquis, y que él considera el germen del tipo de pintura más depurada que está realizando actualmente. «El primer cuadro que pinté fue Romería, donde un harrijasotzaile aparece junto a un dragón de cómic.
Es una revisión del mito del titán Atlas y el dragón Ladón, que custodiaba el jardín de las Hespérides», rememora y prosigue: «es una paranoia griega bastante guapa que utilicé como pretexto argumental para traerla al terreno de lo vasco por lo obvio de la cercanía entre el icono de Atlas y el levantador de piedra”.
Las temáticas que propone Juan de la Rica en su pintura son muy diversas, y abarcan la mayoría de géneros que ha tratado la Historia del Arte a lo largo de los años. Desde escenas de carácter mitológico, hasta naturalezas muertas, pasando por el retrato y el paisaje, todas ellas plantean narrativas abiertas mediante un enfoque irónico, revestido de cotidianeidad y de cierta atmósfera surrealista.
Mediante una paleta que desborda vitalidad y optimismo, la propia pintura, como elemento meramente abstracto, cobra un papel primordial en cada pieza, y se convierte en el principal protagonista de la muestra. Los colores planos y los enérgicos degradados, junto con las formas sintéticas que muchas veces rozan lo geométrico, recuerdan a la estética del cartelismo soviético, el arte Pop y el cómic de ‘línea clara’.